Las bombas aerotérmicas instaladas en las viviendas son las encargadas de llevar a cabo este tipo de climatización. Su funcionamiento es sencillo y se basa principalmente en dos unidades o aparatos, uno instalado en el exterior y otro interiormente. El equipo exterior, mediante un condensador recoge el aire del exterior del edificio, que comprime, añade calor y se transmite por un circuito al evaporador, equipo que se encuentra en el interior. Los fluidos refrigerantes que se encuentran en el circuito son los encargados de modificar la temperatura del aire que se recoge en el exterior, y este proceso permite generar tanto calefacción en invierno como aire acondicionado en verano. Además, mediante esta tecnología también es posible abastecer a las viviendas de agua caliente.
Una vez modificada la temperatura del aire su reparto por los espacios puede realizarse con distintas instalaciones como radiadores, suelos radiantes, bombas de calor o splits de aire acondicionado, lo que convierte a la aerotermia en una opción muy versátil y funcional. Y todo ello empleando únicamente la electricidad como fuente de energía.
Por tanto, es un sistema en el que la mayor parte de la energía no se produce, sino que se traslada desde el ambiente exterior de la vivienda al interior de ésta, permitiendo ahorros de hasta el 75% respecto a los sistemas de energía convencionales.